Ser y verdad: vacuidad by F.Moa

Si el pensar se eleva gracias a la palabra más vacía de todas, a saber, «la palabra del tiempo inicial»1, ¿qué cabe esperar de este pensar que a juicio de Heráclito es común a todos2. «La palabra ser es la palabra de todas las palabras»3 a pesar de su vacuidad, por lo que, de alguna manera, nunca el vacío había pesado tanto. Tal vacío, tal ser, pesa en el pensar, o sea, lo determina «aun cuando no lo pronunciamos de un modo expreso»4. Heidegger remarcaba el olvido del ser, un ser que va implícito en un pensar que hace uso de aquél para explicarse lo ente.

Olvido, vacío,… ¿sobre ello se fundamenta el pensar mismo (un pensar que nunca puede desembarazarse de lo ente)? Será entonces cierto que todo pensar es humo en la medida en que sobre el vacío se construyen ideales y verdades. ¿Qué pasa, entonces, con los ideales que han sido forjados en el fuego del vacío (la nada)? «Pero ¿os habéis preguntado alguna vez suficientemente cuán caro se ha hecho pagar en la tierra el establecimiento de todo ideal?»5. Nietzsche rezaba por la llegada de un Anticristo (antinihilista) que fuese capaz de destruir lo construido desde la nada, desde Dios, pero su rezo estaba contaminado por el vacío, vale decir, el ser.

¡El pensamiento resuena vacío porque su corazón es el ser! ¿Podéis oír su eco en vuestras cabezas repletas de verdades? Por lo menos nos quedará alguna verdad sobre la que puedan descansar nuestros espíritus, ¿no? Malas y viejas noticias para los pobres de espíritu, es decir, malas y viejas noticias para «todo hombre que habla de la Verdad con convicción»6: «No hay vocablo más vacío […]»7 que la palabra verdad.

1Heidegger, 2012 (I).
2«Es común a todos el pensar» (Heráclito, B.113).
3Heidegger, loc.cit.
4Ibíd.
5Nietzsche, 2011.
6Cioran, 2014.
7Ibíd.

 

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