El escritor y Dios (07): el dinero y el chocolate

“¡Oh, dichosa moneda, que ofrece al género humano un brebaje gustoso y nutritivo y hace a sus poseedores inmunes al flagelo infernal de la avaricia ya que no se le puede enterrar ni conservar largo tiempo!”. Dios termina de leer en voz alta y me mira. En nuestra charla del día anterior al probar los caramelos de menta tal vez deje discurrir un pensamiento sobre el chocolate y el capto aquella ironía, ante lo cual pregunté:

_ ¿De dónde viene ese texto?

_Esta en los Grundisse y es de Marx –respondió Dios para seguir-. Allí cita a Pedro Mártir quien habla del chocolate. Luego camino despacio hasta el borde de la nube y miro hacia abajo, para agregar: cuando me toca recibir esas largas colas para entrar al Cielo, veo en las miradas, la avaricia. El dinero no entra en este lado, no viaja con la muerte. Los que han acumulado deben desprenderse de las pasiones. Los que desean el chocolate son almas que adoran una droga exquisita y noble, pero los adoradores del dinero, de la riqueza van directos al infierno. Estábamos en una nube rosada, era cerca del mediodía y en ese receso me entretuve viendo a Dios como se transformaba en un viejo marxista. Le pregunte:

_ ¿No perdonas a ninguno de los que aman la avaricia?…, ni al tal Mac Pato que cuida de sus sobrinos tan gentilmente, agregue en tono de broma

_El dinero y la avaricia se construyen sobre la sangre o el robo, o el       engaño –dijo Dios. Que podía hacer, referir o contradecirle. Preferí escabullirme por el lado del texto y razonar en voz alta:

_Ese texto es muy antiguo. Dios vio de nuevo mi espíritu científico y se preparo para escapar, pero antes agrego:

_Allí Marx muestra que el dinero fue una mercancía que todos codiciaban, a veces era el chocolate, el oro o alguna de las especias como la cúrcuma. Todos deseaban que su avaricia quedara fijada en algo que les asegurara su riqueza. Que les mostrara a los demás su poder. Pero, y dijo girando su cabeza, allí se forman largas colas para entrar y las miserias quedan en la puerta de acceso. Solo yo permito que las almas humildes entren al Cielo. Y se marcho saltando de nube en nube

Quedaron tres caramelos de chocolate levitando. ¿Sería una prueba de parte suya? No, ¡yo ya estaba de este lado!, del lado de los buenos. Decidí comerme uno y dejar flotando los otros dos.

#Antes de llegar al Cielo mi comida era egoísta y cruel ¡Que equivocado estaba!

Nota:

(1)Dice Pedro Mártir referido al chocolate; citado por Carlos Marx en los Grundise, pág. 159 para hablar del dinero.

Según Wickipedia: los Grundrisse también pueden considerarse como textos complementarios a El capital, ya que en éstos Marx alcanzó a desarrollar concepciones y elementos que quedaron fuera de esa obra. Se enfoca, como en toda sus obras, en la producción, considerándola como la parte primordial del orden social entero; desarrolla la producción primitiva en menor medida, pues hace hincapié en la producción dentro de la sociedad civil, por las relaciones de propiedad, las relaciones de producción, y las formales relaciones establecidas entre los sujetos sociales que este tipo de sociedad tiene como fundamento.

Desarrolla las raíces del capital en sí mismo y del trabajo social, esto es, la producción y la relación capital-trabajo. Marx afirma con crudeza y certeza magistral que un pueblo alcanza el culmen de su desarrollo industrial cuando el enfoque no está puesto ya en la ganancia, sino en ganar. Aplicando el materialismo, advierte que las diferentes condiciones específicas objetivas de las sociedades determinan la producción social, esto es factores climáticos, geográficos, o hasta tradicionales, psicográficos, etc.

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