LOS “DÍAS INTERNACIONALES” COMO SALVAGUARDA DE NUESTROS DERECHOS.

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by Mercedes G. Rojo

El último trimestre del año acumula la mayor parte  de los numerosos días que la ONU destina a conmemorar determinadas circunstancias referidas a la realidad humana.  Comienza con la dedicación, el uno de octubre, a “las personas de edad” y, a partir de ahí, diversas situaciones son tenidas en cuenta durante estos tres meses. Días “internacionales” o “mundiales” van a procurar llamar la atención sobre la situación de grupos concretos de personas y sobre las circunstancias que les afectan, relacionadas con sus derechos en general o con su salud en particular, que no deja de ser uno de ellos. Es probable que no sirvan para mucho, aunque si al menos consiguen provocar -sobre los colectivos y situaciones que padecen- algún tipo de reflexión, durante un día, tal vez unas horas o incluso unos instantes, por parte de la población, que suponga una mínima concienciación sobre ellos, estaremos dando un paso importante hacia la posibilidad de cambiar hábitos, actitudes y circunstancias que permitan superar esas carencias;  siempre que no olvidemos, eso sí, que dichos días son únicamente una llamada de atención que es necesario prolongar en el tiempo para que las deficitarias situaciones denunciadas dejen de serlo de una vez por todas.

                Quiero comenzar con algunas consideraciones sobre los motivos de la ONU para instaurar tales fechas. Surgen estas conmemoraciones con la aparición del estado de bienestar que poco a poco se va instalando en muchos países del planeta, los más desarrollados. Cubiertas las necesidades básicas, se van estableciendo, como resultado de las reivindicaciones de determinados grupos sociales, declaraciones de derechos que tratan de salvaguardar el acceso a unos mínimos que protejan, por encima de todo,  la dignidad de las personas, más allá de su realidad social, de edad, de sexo y género, laboral, de salud, etc. Muchas de esas reivindicaciones fueron surgiendo en torno a pequeños grupos, normalmente afectados por una determinada situación precaria, y extendiéndose  posteriormente a todo un país, primero,  y después al colectivo de países a través de la ONU. Su objetivo fundamental: recordar a todas aquellas personas que viven disfrutando de unas condiciones dignas que existen muchas otras, en diferentes lugares del mundo a las que aún les falta mucho para llegar a esa situación, y que, a pesar de las declaraciones universales de derechos hechas desde este organismo mundial, sigue habiendo una gran parte de la humanidad que ve diariamente conculcados algunos de sus derechos más básicos: derecho a la salud, derecho a la educación y al trabajo, a recibir un trato de igualdad, a la libertad…, porque en un mundo aparentemente cada vez más civilizado, no todas las personas pueden cuidar de su salud en igualdad de condiciones, ni todas pueden acceder a una educación básica o a un trabajo digno; porque siguen existiendo múltiples formas de esclavitud en muchos lugares del mundo y se sigue ejerciendo la violencia contra los / las más débiles.

No es ésta una reflexión solo para los gobiernos, para los organismos estatales que rigen las naciones y, con ellas, el mundo; porque siempre los derechos, se refieran al ámbito que se refieran, se basan en el respeto a la dignidad de la otra persona, respeto que ha de comenzar con cada uno de los seres humanos que tenemos más cerca; porque la suma  de individualidades hacen generalidad, y cuando consigamos hacer extensivo a todos ese respeto, conseguiremos que dichos derechos se respeten también desde los gobiernos, contribuyendo a una mayor equidad en nuestras sociedades. No hemos de olvidar que los gobiernos están formados por personas, y si cada una de quienes los forman es una persona justa y respetuosa, llevaremos adelantado la mayor parte de camino hacia ese RESPETO general.

Desgraciadamente es indudable que aún nos falta mucho por hacer y que, en ese largo y arduo recorrido, es muy fácil olvidar, desde nuestra propia comodidad, cuántas personas quedan aún por gozar de sus  derechos. Tampoco es raro que algunos de nosotros hayamos sentido que no se nos respetan los mismos, o que conozcamos a alguien  a quien a menudo  se le vulneran -independientemente de la consciencia que de ello se tenga- por el hecho de ser mayor, de ser mujer, de ser niño o niña, de pertenecer a un lugar diferente, de padecer una u otra enfermedad… Los Días Internacionales y/o Mundiales, vienen a recordarnos lo mucho que aún  queda por hacer y deberían ser para cada uno de nosotros una especial circunstancia para reflexionar sobre el camino a recorrer y sobre la aportación que al mismo podemos hacer desde nuestra individualidad y desde nuestro día a día.

                No puedo referirme a toda la lista de “días específicos” porque, en solo tres meses, se acumulan nada menos que treinta y cuatro; lo haré con aquellos más relacionados con nuestros espacios, con nuestro día a día y también con las personas de las que a diario nos rodeamos, días con una especial significación para mí por la realidad en la que durante mucho tiempo he venido trabajando:

  • 1 de octubreDía Internacional de las Personas de Edad: es el colectivo de mayores el que más sufre el efecto de la pobreza en un mundo totalmente desigual; muchos de sus derechos son olvidados incluso por las personas a las que a lo largo de la vida les han dado todo. Un ejemplo, lo que ha venido ocurriendo durante esta pandemia que nos azota.
  • 11 de octubreDía Internacional de las Niñas: ellas siguen siendo las más vulnerables en muchos lugares del mundo, se les niega la educación y la sanidad, se las trata como esclavas sexuales,…; y sin embargo en sus manos estaría la desaparición casi absoluta de la pobreza del mundo.
  • 20 de Octubre, Día Mundial de la Infancia: el colectivo más desprotegido a nivel mundial, sin capacidad alguna de defensa frente a los atentados a que las personas adultas les someten a diario.
  • Día 25 de noviembre, Día Internacional contra la violencia contra las Mujeres: sólo en España se calcula que son actualmente más de cuatro millones las que viven en una situación de malos tratos por parte de su pareja o ex pareja, y en el mundo siguen sufriendo situaciones atroces en aras de la cultura y la tradición (feminicidios pre y post-natales, ablaciones, prohibición para estudiar, para mostrar su rostro,…).
  • Día 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, derechos que se ven conculcados a cada momento incluso en los “países más civilizados”.

Una lista interminable de circunstancias en las que no estamos exentos de llegar a encontrarnos alguna vez. Aunque solo sea por ello invito a la reflexión cada vez que afrontemos una de estas conmemoraciones que ¡ojalá algún día dejen de ser necesarias!

Cierro con un poema de mi libro “Pecado de omisión” en un año especialmente duro para los migrantes:

Cuando la guerra me arrebata

la libertad de crecer en mi país,

emprendo el viaje a otro lugar,

me enfrento a la angustia

de huir de donde soy,

de buscar en otras tierras

la paz, la salud, la educación

que allí me niegan.

Y el terror de no encontrarme,

de no saber ya quien soy,

se une en mi interior

a la angustia de la guerra.

 ( “Refugiado”, en Pecado de omisión. Huerga&Fierro editores)

2 comentarios

  1. Muy acertado recordar el porqué se crearon estas fechas especiales. Ojalá en vez de verlas como un día más contribuyamos, desde la empatía, a hacer consciencia en nosotros mismos y en las personas de nuestro entorno. Algo no efímero, sino constante para hacer la diferencia.

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    • Así debería ser, Ana. Muchas gracias por tus palabras. Cada conmemoración tiene su por qué y es preciso reflexionar sobre dichos motivos para seguir llamando la atención sobre las causas que las hacen necesarias, no por un día, sino cada día hasta acortar o eliminar esas diferencias e injusticias que llevaron a implantarlas.

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